“Caminito que el tiempo borrado...” dicen los versos iniciales de la conocida canción. Sin embargo el tiempo y la mitología popular, lejos de borrar ese romántico camino poblado de trébol y juncos en flor, dieron vida otros dos senderos con idéntico nombre, en dos ciudades muy distantes entre si.Uno está en Buenos Aires, en el barrio de La Boca, allí donde el Riachuelo gris desmiente a la paleta de Quinquela y el puente se herrumbra de silencios y nostalgias. El otro está en Chilecito, La Rioja, vigilado por el Famatina, gigantesco guardián embozado de nieve. Más de 1000 kilómetros separa a estos dos senderos.
El de La Boca es una breve senda entre las calles Lamadrid y Garibaldi. Posiblemente sea una de las pocas arterias del mundo que carece de veredas y de casas. Originariamente fue un arroyito, un hilo de agua, que corría desde la llamada "Laguna del Piguyi" en la Dársena Sur, hasta la Vuelta de Rocha. Se lo conocía como "Arroyito El Puntín" (disminutivo zeneise de puente), nombre que tomaba de un puentecito situado frente de un almacén, que permitía cruzarlo en tiempos de grandes lluvias e inundaciones.
Con los años el arroyo devino en un cauce seco que el ferrocarril a Ensenada utilizó como desvío para sus trenes hasta 1920. Después la trocha se convirtió en un vaciadero que los vecinos supieron utilizar como atajo.
Uno de esos vecinos, don Arturo Cárrega, tomó la inciativa de sanear el lugar quitando las malezas y nivelando el suelo. Benito Quinquela Martín ofició el bautismo del nuevo sendero, haciendo colocar un pequeño cartel de pino tea (fondo blanco y letras negras) con el nombre inaugural de “Caminito”. Tras de arduas gestiones, el Intendente Municipal de Buenos Aires, don Hernán Giralt logró que la Empresa Nacional de Ferrocarriles -propietaria del terreno- lo cediera a la comuna para convertirlo en una calle boquense . El 18 de octubre de 1959 firmó el Decreto 11.755 oficializando su nombre.
Es obvio decir que Caminito recuerda al famoso tango homónimo que Juan de Dios Filiberto compusiera hacia 1925 con letra del poeta Gabino Coria Peñaloza.
El otro caminito es un sendero provinciano que ostenta el mismo nombre desde 1969. Está situado en los pagos del autor de Mis Montañas . Su recorrido, breve y tortuoso: se extiende entre las calles Martinez y Libertad de la ciudad de Chilecito y honra la memoria de Gabino Coria Peñaloza. Quiere la tradición lugareña que ese sea el sendero que inspiró al poeta . Pero ninguna de las dos calles, corresponde al caminito que evoca la canción.
Gabino Coria Peñaloza era mendocino; había nacido en Acequias el 19 de diciembre de 1879. Recién a fines de 1927 se radicó en Chilecito donde murió, a los 96 años, el 31 de octubre de 1975.
Su poema habla de un sendero silvestre, bucólico, cubierto de tréboles y juncos en flor, que en nada se asemeja al basural de La Boca crecido entre vias muertas del ferrocarril. El mismo poeta se encargó de desmentir la historia urdida por Filiberto y Quinquela. Contó que el caminito que inspiró sus versos, estaba situado en Olta, allí donde muriera lanceado el Chacho, en el límite entre La Rioja y San Luis. Un caminito galopado por las montoneras a sangre y fuego.
No pocas veces la imaginación popular ha querido adjudicarle contenido biográfico a las letras de algunas canciones. Así ocurrió, por ejemplo, con los tangos Malena y Milonguita, heroínas que corporizan distintas historias. Acudo a Enrique Santos Discépolo para intentar una respuesta: no he vivido todas las letras de mis canciones dijo al comentar su obra. Y es natural que así suceda, porque el poeta no narra biografías sino estados del alma.
Coria Peñaloza se radicó en Chilecito en 1927, dos o tres años después de la aparición del tango. Con Juan de Dios Filiberto, además de Caminito, compuso El pañuelito, La cartita, El ramito, La Tacuarita y El besito, títulos todos en deminutivo y anteriores a la famosa canción. Ello permite conjeturar que el título Caminito fue una creación deliberada para continuar la serie. Con ello no afirmo que el sendero inmortalizado por la canción, no hubiera existido. Es posible que, como la mayoría de los poetas, Coria acudiera al recuerdo de los paisajes de su terruño o al de tantos otros caminitos que anduviera por aquellos años inciales del siglo. Presumo que el de la canción es un sendero hecho de muchos caminos por más que el autor lo ubicara en Olta.
En 1939 Coria Peñaloza publicó su libro de poemas Canción de mis Canciones, editado en Buenos Aires por la Librería del Colegio. Curiosamente, entre los poemas, no incluye la letra de Caminito, aunque sí la de las otras que fueron motivo para el cancionero compuesto con Filiberto. ¿Por qué razón habría de excluir, precisamente, su poema más famoso? Carezco de una respuesta, aunque no de gran ansiedad por develarla.
Muchos otros poemas recogen paisajes agrestes y cuitas de amor, que parece haber sido el tema central de toda la obra de Gabino Coria Peñaloza. Hay versos escritos al modo del Marqués de Santillana, hay coplas, seguidilas y también aires nativos impregnados de auténtico color local y nostalgiosa ausencia:
Cuándo veré tus paisajes
cuándo andaré por tus calles
o treparé por tus cerros
o ambularé por tus valles
ay Chilecito
del alma mia
si no te viese
me apenaría.
El tango Caminito obtuvo el “1er. Premio 2da.Categoría en el concurso de Canciones Nativas del Corso Oficial de Buenos Aires Carnaval 1926” según reza la carátula de su partitura original. No obstante, se cuenta, que el público interrumpió su ejecución con una fuerte silbatina.
José Gobello sostiene que con Caminito, comenzó la deslupanarización del tango. En su tiempo, esa letra llena de ingenuidad, pareció ajena a la esencia tanguera con reminiscencias de burdeles y parlamentos lunfardos. Los años se encargaron de desmentirlo: la silbatina del estreno se trocó en un silbo perdurable hasta la eternidad.
jueves, 19 de noviembre de 2009
LAS DOS CALLES CAMINITO (breve historia de un sendero hecho canción)
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