¿QUE TIENE QUE VER PONERSE EN PEDO CON LOS MILAGROS DE LA VIRGEN ?

Gonzalo de Berceo, el nombre más antiguo en la poesía castellana, es el autor que, como ningún otro, caracteriza el espíritu y la técnica del llamado mester de clerecía. De hecho, fue un clérigo secular, nacido a fines del siglo XII en el pueblo de Berceo –de donde tomó su apelativo- situado en la diócesis de Calahorra en La Rioja, España.

De todas sus obras vamos a detenernos, un instante, en Los milagros de la virgen, también llamados Milagros de Nuestra Señora. Son 25 leyendas sobre la Madre del Salvador: conocidas dentro y fuera de la España de su tiempo.
¿Por qué me he referido a Gonzalo de Berceo? Porque, según se sabe, es el autor del antecedente más remoto del vocablo empedarse.

En el verso 465 del Milagro XX de su obra Milagros de Nuestra Señora, (El clérigo embriagado) Berceo utiliza embebdose con el claro sentido de embriaguez o borrachera. El Milagro XX cuenta que el diablo quiso tentar a un monje, pero la Virgen se interpuso protegiéndolo. Pese a ello el monje ovo en cabo de caer en un vicio. Entró en una bodega un día por ventura / bebió mucho del vino, esto fue sin mesura / embebdose el locco, issio de su cordura / logo hasta las viesperas sobre la tierra dura.

Este embebdarse, -forma del castellano antiguo que habría devenido en empedarse- se conserva aún en el habla gallega con el mismo significado, según lo registra el Diccionario de la Real Academia Gallega: Embebdarse: facer perder de forma pasaieira a (alguien) as facultades mentais por la acción das bebidas alcohólicas.

El DRAE incorporó empedarse con el significado de embriagarse, emborracharse, en su vigésima segunda edición aparecida en 2001.